“Los métodos de toda la vida para buscar trabajo ya no funcionan: hay que ser creativo y no esperar a que te llamen”

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En nuestra ronda de entrevistas a los coworkers de Workcase, hoy es el turno de Jose Álvaro, almeriense, experto en selección de personal y guionista. Nos ha contado cosas muy interesantes sobre el mercado de trabajo actual –especialmente, el de la informática, en el que Jose está especializado en reclutar talento para grandes organizaciones- y sobre su vocación de guionista, aunque reconoce que “el cine te da para comer, pero no para cenar”.

Aunque ahora lo compaginas con tu actividad como guionista, durante varios años trabajaste intensamente como headhunter. ¿Cómo entraste en ese mundo?

Estudié Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Granada. Como el cine siempre ha sido mi gran pasión, hace 9 años me vine a Madrid a intentarlo, pero no encontré trabajo en esa industria. Entonces decidí ser práctico y buscar trabajo de lo que había estudiado (los sociólogos trabajan habitualmente en selección de personal).

Empecé de becario en una consultora pequeñita que se dedicaba a la formación en lo que se denominan “cursos cantera”, y ahí empecé a hacer mis primeras entrevistas y a familiarizarme con el lenguaje informático, las bases de datos, los entornos operativos, las herramientas de desarrollo…

Porque algo curioso es que empezaste a seleccionar informáticos sin ser técnico. ¿Cómo salvabas la situación?

Una de las condiciones fundamentales al entrevistar a un informático es que no note que tú no lo eres. Conocimientos profundos sobre lo que es picar código o una infraestructura de comunicaciones no tengo, pero sí que estoy muy familiarizado con los términos y domino la situación. Como seleccionador, lo que valoro son otras cosas aparte de las  destrezas técnicas.

De esta consultora pequeña pasas ya a las grandes, ¿cómo fue tu experiencia en ellas?

He trabajado mucho con las conocidas peyorativamente como “cárnicas” y llegó un momento en el que tuve que parar. Quizás el punto de inflexión lo viví en una multinacional mexicana que tenía unas oficinas impresionantes con vistas al Bernabéu, pero que traían a profesionales de México y aprovechaban la legislación laboral de allí para pagarles muy por debajo de lo que estaba cobrando un técnico de su perfil en España. Y encima los tenían en una sala apartada, picando código como si se tratase de un taller clandestino.

Me fui a Michael Page, una empresa que me gustaba porque trabaja exclusivamente con clientes finales, sin subcontratación de por medio. Tenía que visitar empresas y hacer entrevistas a candidatos. Allí hice mucho callo, aprendí por ejemplo cómo saltar a las secretarias para hablar con los jefes. Eso sí, se trabajaba de 10 de la mañana a 8 de la tarde y se quedaba corto.

Como técnico de selección, habrás sido testigo privilegiado del cambio de condiciones laborales en los últimos años, ¿qué ha cambiado en los candidatos entre la época de las vacas gordas y la crisis?

La verdad es que el sector de la informática no ha sufrido la crisis tan duramente como se ha vivido en la educación, por ejemplo. Los informáticos siempre tienen trabajo. Lo que se ha notado es una notable bajada de sueldos. Cuando yo empecé, me encontraba con chavales que no tenían más que un año de experiencia de programación en Java y te pedían 30.000 euros al año. Hoy te encuentras incluso directivos que te dicen que están dispuestos a trabajar de lo que sea. Hay gente muy desesperada.

¿Cuándo y por qué decides dar el salto y trabajar por tu cuenta?

Trabajé durante unos años en Idential, una empresa de selección de personal. Fue una experiencia enriquecedora porque viví junto a su fundador el arranque de la empresa desde cero y llegamos a ser 50 empleados. Hoy en día es partner de HP para los procesos de selección complejos, y me siento partícipe de su éxito. Además, sigo colaborando con ellos, asesorándoles en campañas específicas.

A finales de 2013 fue cuando me lie la manta a la cabeza y decidí intentar lo del cine. Quería dedicarme exclusivamente a escribir, pero me surgió la oportunidad de compaginarlo con un trabajo en remoto para Hubtalent. Hago las búsquedas de candidatos y tengo entrevistas con ellos por videoconferencia o por teléfono.

Como guionista, estoy metido en mil proyectos: una webserie para Internet sobre un parado que no encuentra trabajo, microteatro, dos largometrajes, una novela… La escritura es una carrera de fondo y en ello estoy, haciendo músculo.

Siempre se ha dicho que es más fácil encontrar trabajo teniendo ya uno. ¿Es cierto?

Depende del perfil que esté buscando. Para alguien que está trabajando siempre es más difícil encontrar hueco para ir a las entrevistas, por ejemplo, mientras que alguien que está en el paro se mueve a cualquier parte. A todo el mundo le gusta que le adulen, que le busquen y le ofrezcan un trabajo en el que va a ganar más dinero. Pero luego, muchas veces, cuando ven que el proceso va en serio, hay personas a las que les cuesta mucho el cambio.

La idea que tenemos de un escritor es que necesita soledad para concentrarse ¿pasaste algún tiempo escribiendo en casa?

No, el mismo día que dejé el trabajo en la consultora, vine a Workcase a preguntar por los puestos de trabajo. Desde la época de la universidad,  nunca he soportado estar en una sala solo. Si estoy solo, es como si me escuchase las ideas, y me pongo nervioso. Estar rodeado de gente me activa, por eso me encanta Madrid y el metro a rebosar a las 8 de la mañana, aunque muchas personas no lo entiendan.

¿Qué te ha aportado un espacio de coworking como Workcase?

Para mi trabajo como headhunter, este espacio me ayuda mucho. Por ejemplo, tengo una sala de reuniones donde puedo hacer entrevistas a los candidatos que prefieren el cara a cara al Skype. Elegí además Workcase porque tardo muy poco en llegar desde casa y puedo venir en bici, con lo que he ganado mucho en calidad de vida.

En cuanto a las colaboraciones profesionales con otros coworkers, he presentado a nuestro experto en hojas de cálculo (Álvaro) a un par de procesos de selección, y Mónica le está haciendo a mi novia, que es psicóloga, su página y posicionamiento web.

Para terminar, ¿qué consejo les darías a quienes están buscando hoy trabajo?

Los métodos de buscar trabajo de toda la vida ya no funcionan. Para un proceso normal, en unas horas habrá 100 currículums en Infojobs. Más que ser reactivo y esperar a que te llamen, hay que ser creativo. LinkedIn, por ejemplo, ayuda mucho. Pero no estoy hablando de escribir un mensaje al responsable de selección de X empresa y mandarle el currículum en frío. Primero hay que explicar quién eres, qué empleo buscas y preguntarle si puedes enviarle el CV.

Y, por supuesto, las cartas de presentación. Yo abogo por la originalidad: en lugar de un currículum de cinco hojas, haz un vídeo de un minuto donde se pueda ver quién eres.

 

 

 

“Los métodos de toda la vida para buscar trabajo ya no funcionan: hay que ser creativo y no esperar a que te llamen”

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En nuestra ronda de entrevistas a los coworkers de Workcase, hoy es el turno de Jose Álvaro, almeriense, experto en selección de personal y guionista. Nos ha contado cosas muy interesantes sobre el mercado de trabajo actual –especialmente, el de la informática, en el que Jose está especializado en reclutar talento para grandes organizaciones- y sobre su vocación de guionista, aunque reconoce que “el cine te da para comer, pero no para cenar”.

Aunque ahora lo compaginas con tu actividad como guionista, durante varios años trabajaste intensamente como headhunter. ¿Cómo entraste en ese mundo?

Estudié Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Granada. Como el cine siempre ha sido mi gran pasión, hace 9 años me vine a Madrid a intentarlo, pero no encontré trabajo en esa industria. Entonces decidí ser práctico y buscar trabajo de lo que había estudiado (los sociólogos trabajan habitualmente en selección de personal).

Empecé de becario en una consultora pequeñita que se dedicaba a la formación en lo que se denominan “cursos cantera”, y ahí empecé a hacer mis primeras entrevistas y a familiarizarme con el lenguaje informático, las bases de datos, los entornos operativos, las herramientas de desarrollo…

Porque algo curioso es que empezaste a seleccionar informáticos sin ser técnico. ¿Cómo salvabas la situación?

Una de las condiciones fundamentales al entrevistar a un informático es que no note que tú no lo eres. Conocimientos profundos sobre lo que es picar código o una infraestructura de comunicaciones no tengo, pero sí que estoy muy familiarizado con los términos y domino la situación. Como seleccionador, lo que valoro son otras cosas aparte de las  destrezas técnicas.

De esta consultora pequeña pasas ya a las grandes, ¿cómo fue tu experiencia en ellas?

He trabajado mucho con las conocidas peyorativamente como “cárnicas” y llegó un momento en el que tuve que parar. Quizás el punto de inflexión lo viví en una multinacional mexicana que tenía unas oficinas impresionantes con vistas al Bernabéu, pero que traían a profesionales de México y aprovechaban la legislación laboral de allí para pagarles muy por debajo de lo que estaba cobrando un técnico de su perfil en España. Y encima los tenían en una sala apartada, picando código como si se tratase de un taller clandestino.

Me fui a Michael Page, una empresa que me gustaba porque trabaja exclusivamente con clientes finales, sin subcontratación de por medio. Tenía que visitar empresas y hacer entrevistas a candidatos. Allí hice mucho callo, aprendí por ejemplo cómo saltar a las secretarias para hablar con los jefes. Eso sí, se trabajaba de 10 de la mañana a 8 de la tarde y se quedaba corto.

Como técnico de selección, habrás sido testigo privilegiado del cambio de condiciones laborales en los últimos años, ¿qué ha cambiado en los candidatos entre la época de las vacas gordas y la crisis?

La verdad es que el sector de la informática no ha sufrido la crisis tan duramente como se ha vivido en la educación, por ejemplo. Los informáticos siempre tienen trabajo. Lo que se ha notado es una notable bajada de sueldos. Cuando yo empecé, me encontraba con chavales que no tenían más que un año de experiencia de programación en Java y te pedían 30.000 euros al año. Hoy te encuentras incluso directivos que te dicen que están dispuestos a trabajar de lo que sea. Hay gente muy desesperada.

¿Cuándo y por qué decides dar el salto y trabajar por tu cuenta?

Trabajé durante unos años en Idential, una empresa de selección de personal. Fue una experiencia enriquecedora porque viví junto a su fundador el arranque de la empresa desde cero y llegamos a ser 50 empleados. Hoy en día es partner de HP para los procesos de selección complejos, y me siento partícipe de su éxito. Además, sigo colaborando con ellos, asesorándoles en campañas específicas.

A finales de 2013 fue cuando me lie la manta a la cabeza y decidí intentar lo del cine. Quería dedicarme exclusivamente a escribir, pero me surgió la oportunidad de compaginarlo con un trabajo en remoto para Hubtalent. Hago las búsquedas de candidatos y tengo entrevistas con ellos por videoconferencia o por teléfono.

Como guionista, estoy metido en mil proyectos: una webserie para Internet sobre un parado que no encuentra trabajo, microteatro, dos largometrajes, una novela… La escritura es una carrera de fondo y en ello estoy, haciendo músculo.

Siempre se ha dicho que es más fácil encontrar trabajo teniendo ya uno. ¿Es cierto?

Depende del perfil que esté buscando. Para alguien que está trabajando siempre es más difícil encontrar hueco para ir a las entrevistas, por ejemplo, mientras que alguien que está en el paro se mueve a cualquier parte. A todo el mundo le gusta que le adulen, que le busquen y le ofrezcan un trabajo en el que va a ganar más dinero. Pero luego, muchas veces, cuando ven que el proceso va en serio, hay personas a las que les cuesta mucho el cambio.

La idea que tenemos de un escritor es que necesita soledad para concentrarse ¿pasaste algún tiempo escribiendo en casa?

No, el mismo día que dejé el trabajo en la consultora, vine a Workcase a preguntar por los puestos de trabajo. Desde la época de la universidad,  nunca he soportado estar en una sala solo. Si estoy solo, es como si me escuchase las ideas, y me pongo nervioso. Estar rodeado de gente me activa, por eso me encanta Madrid y el metro a rebosar a las 8 de la mañana, aunque muchas personas no lo entiendan.

¿Qué te ha aportado un espacio de coworking como Workcase?

Para mi trabajo como headhunter, este espacio me ayuda mucho. Por ejemplo, tengo una sala de reuniones donde puedo hacer entrevistas a los candidatos que prefieren el cara a cara al Skype. Elegí además Workcase porque tardo muy poco en llegar desde casa y puedo venir en bici, con lo que he ganado mucho en calidad de vida.

En cuanto a las colaboraciones profesionales con otros coworkers, he presentado a nuestro experto en hojas de cálculo (Álvaro) a un par de procesos de selección, y Mónica le está haciendo a mi novia, que es psicóloga, su página y posicionamiento web.

Para terminar, ¿qué consejo les darías a quienes están buscando hoy trabajo?

Los métodos de buscar trabajo de toda la vida ya no funcionan. Para un proceso normal, en unas horas habrá 100 currículums en Infojobs. Más que ser reactivo y esperar a que te llamen, hay que ser creativo. LinkedIn, por ejemplo, ayuda mucho. Pero no estoy hablando de escribir un mensaje al responsable de selección de X empresa y mandarle el currículum en frío. Primero hay que explicar quién eres, qué empleo buscas y preguntarle si puedes enviarle el CV.

Y, por supuesto, las cartas de presentación. Yo abogo por la originalidad: en lugar de un currículum de cinco hojas, haz un vídeo de un minuto donde se pueda ver quién eres.

 

 

 

Cómo sobrevivir a la rentrée

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Para los (afortunados) que tienen trabajo, la cuesta de septiembre puede ser igual o más dura que la de enero. Sin llegar a la famosa depresión postvacacional, es muy común el sentimiento de nostalgia –por el verano que se nos escapó-, de angustia –por la vuelta a la rutina- y de incertidumbre ante el nuevo curso. Para que el regreso a las obligaciones laborales sea lo menos traumático posible, y encares el nuevo año con energía positiva, recuerda estos sencillos consejos:

  • Actualizar la agenda. Septiembre es muy buen momento para poner en orden tu agenda, concertar todas esas reuniones que tienes pendientes y retomar el contacto con personas relevantes para ti y a las que les has perdido la pista en los últimos meses.
  • Planificar tareas. Ante una montaña de tareas pendientes, lo mejor es ordenar, clasificar y priorizar, para empezar por lo realmente urgente e importante y no dejarte llevar por una acumulación de tareas que aporten escaso valor y consuman una gran cantidad de tiempo.
  • Entrar gradualmente en la rutina. Que tus vacaciones se hayan acabado no quiere decir que tengas que renunciar a esos buenos hábitos como hacer deporte, ver más a los amigos o dar largos paseos para relajarte.
  • Descansar. Dormir bien y las horas suficientes es fundamental para que puedas realizar tu trabajo de forma satisfactoria y no arrastres durante todo el día una fatiga crónica y una cara de pocos amigos.
  • Ilusionarse. Iniciar el curso con nuevas ideas, proyectos en mente y objetivos a cumplir es la mejor medicina antidepresiva. Intenta concentrar tus energías en aquello que mayores recompensas personales te aporte.

Si todo esto no te funciona, ten paciencia. Los psicólogos dicen que la depresión postvacacional no suele alargarse más allá de dos semanas, así que dentro de poco habrán pasado los nubarrones. Y tú, ¿cómo sobrevives a la vuelta a la rutina?

 

“El coworking es un punto de encuentro de personas, en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y lo virtual”

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En septiembre, Workcase cumple su primer añito de vida. Por eso hoy hablamos con su creador y gestor, el madrileño Juanlu Blanco, para que nos cuente por qué se metió en este mundo del coworking (aunque lo lleva casi en secreto, Juanlu es músico) y cómo ha ido evolucionando el proyecto desde que dio sus primeros pasos.

¿Cómo entras en contacto con el mundo del coworking y cómo surge la idea de abrir Workcase?

Realmente, he llegado hasta aquí por la necesidad de crear algo desde cero. Antes de abrir Workcase, estuve cerca de un año involucrado en un proyecto para crear un espacio de trabajo y reunión para músicos. Aquello no cuajó, pero decidí aprovechar toda la energía y el trabajo realizado para poner en marcha otro proyecto con un concepto parecido.

Estamos hablando del año 2012, ¿cuál era el panorama del coworking en Madrid por aquel entonces?

Era un momento de transición, tras unos primeros años en los que tan solo existían unos pocos espacios de coworking y el boom que se produjo en 2013 con la apertura de muchísimos centros. Hoy, en Madrid hay más de 100 espacios de coworking. Es una herramienta no solo destinada a los autónomos o freelances, sino que puede encajar en los modos de trabajo de muchos tipos de profesionales y empresarios. Por eso está creciendo tanto.

No obstante, también hay un componente de moda importante. Mucha gente está utilizando la palabra coworking para cosas que no son coworking. Con la crisis, algunos profesionales independientes, se han encontrado con espacio libre en sus oficinas y han decidido poner una mesa con cuatro sillas y alquilar los puestos. Eso no es coworking. Compartir oficina es algo que se hace desde hace años y es muy válido. Pero el coworking va mucho más allá al crear una comunidad de colaboración y aprendizaje entre profesionales.

Explicado entonces de manera sencilla, ¿qué es para ti el coworking y qué aporta?

El coworking es un punto de encuentro de personas en un espacio compartido de trabajo, cuya ventaja principal es la posibilidad de relacionarte con otras personas. Estas relaciones no nacen de ninguna obligación: no debes nada a nadie y todo se produce de manera natural. Van desde la simple cortesía y el tomarte un café con un compañero a las amistades personales, las colaboraciones profesionales… Relacionarte con otras personas es hoy más importante que nunca, ya que estamos todo el día pegados a aparatos y en un mundo virtual.

Apoyándote en esa filosofía decides entonces abrir Workcase. ¿Qué es lo que distingue a este espacio de coworking frente a otros?

En un principio, me centré especialmente en el espacio físico. Al haber trabajado en otros centros de coworking, tenía clarísimo desde el principio lo que quería. Aunque sea un espacio compartido con otras personas, se necesita una “pequeña isla” para cada coworker. Es decir, que aunque tengamos a un compañero en la mesa de enfrente, dispongamos de la suficiente distancia y comodidad para trabajar. Tuve que recurrir a un interiorista para hacer un espacio a medida (se fue haciendo todo pieza a pieza). No concibo un espacio de coworking donde las sillas no sean cómodas y acabes con dolor de espalda, donde la iluminación no sea la adecuada…

Con el espacio como punto de partida, poco a poco hemos intentado dinamizar la comunidad. He querido hacerlo de una manera muy natural. Una de las labores del coordinador es dar ese  pequeño empujoncito para que la gente se vaya conociendo, pero en ningún momento quiero empujar más de la cuenta.

Una comunidad de coworkers suele ser además muy cambiante: unos entran, otros se van… ¿Cómo se gestiona eso?

Efectivamente, constantemente pueden entrar nuevos miembros e irse otros. Y luego está el hecho de cada uno tiene un trabajo muy diferente, con unos horarios, unas rutinas… Los espacios de coworking tienen unos horarios muy amplios porque los coworkers tienen jornadas de trabajo muy particulares. A lo mejor van al espacio un rato por la mañana, otro rato a mediodía a una reunión y otro por la tarde para revisar el correo. Al día siguiente, puede que no vayan en todo el día, y luego durante una semana trabajan en jornada intensiva por las mañanas. Cada coworker y cada perfil es un mundo.

Mi objetivo y casi mi obsesión es personalizar el servicio a los coworkers. Creo que es fundamental. La base de Workcase no es poner unas paredes bonitas, sino hacer un espacio muy funcional y muy versátil, de manera que se pueda adaptar luego a los diferentes perfiles. Ahora lo estamos viendo: somos 21 personas y cada una utiliza el espacio de forma diferente. Ese es otro de los rasgos de Workcase, la variedad de perfiles profesionales que trabajan aquí.

A punto de cumplir su primer año de vida, ¿qué planes de futuro tiene Workcase?

Vamos a hacer un año en septiembre, estamos prácticamente recién nacidos. Por eso, la idea fundamental es seguir creciendo. Y cuando hablo de crecer no hablo de números ni de temas económicos. Hablo de crecer como marca, como comunidad.

Estamos en una ocupación  bastante alta, casi completos, y ahora viene la segunda parte: desarrollar proyectos conjuntos con la gente que está trabajando aquí.

Por último, parece que el concepto de coworking se está asentando y tiene un futuro prometedor, ¿qué situación actual percibes tú?

Aunque ya no es un fenómeno completamente desconocido, todavía hay mucha gente que no sabe nada sobre el coworking y, lo que es peor, hay mucha gente que entiende por coworking algo que no es. Los gestores y responsables de los espacios de coworking tenemos la obligación de explicar de una manera clara y sencilla, el concepto coworking.

La gran ventaja del gran número de espacios de coworking que hay ahora mismo en Madrid es la diversidad que ofrecen. Existen espacios pequeños, con comunidades de 8 o 10 personas en pequeñas oficinas compartidas; medianos, de entre 10 y 30 personas, grupo en el que se sitúa Workcase; y grandes, de 30 personas en adelante.

Dentro de los espacios, también hay diferentes estilos, e incluso existen centros dedicados a una actividad en concreto, como el diseño, la tecnología, el arte… Cada persona puede encontrar algo muy a medida de sus gustos y necesidades.

Otro aspecto secundario pero también muy importante es que este gran número de espacios de coworking hace que, con toda probabilidad, tengas uno a menos de media hora de tu casa.

En cuanto a cómo va a evolucionar el coworking, creo que se seguirá reinventando. Estamos hablando de un servicio que responde a una nueva filosofía de trabajo.