“Contratar a un diseñador de interiores es invertir en tu negocio, porque también se vende con la imagen”

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Hoy charlamos con una de las últimas incorporaciones a Workcase: Rubén Couso, un diseñador de interiores de Pontevedra que desembarcó hace unos meses en Madrid cargado de proyectos.  Decidido a acabar con la fama del diseño como algo caro al alcance de unos pocos, nuestro coworker interiorista nos recuerda que el diseño está presente en nuestras vidas cada día, detrás de cada objeto, de cada instalación y de cada edificio por el que pasamos.

Antes de nada, explícanos qué diferencia hay entre un decorador y un diseñador de interiores.

Aunque la gente no suela distinguir una figura de otra, la diferencia es bastante grande. La labor del decorador se centra exclusivamente en la decoración (revestimientos, cortinas, mobiliario…), mientras que los diseñadores de interiores somos los que estamos un poco entre medias de un decorador y un arquitecto. Nos dedicamos más a instalaciones, licencias, gestión de proyectos, dirección de obra, diseño, etc. Es un enfoque mucho más completo, sin llegar a la arquitectura superior.

¿Por qué dejaste Galicia y decidiste instalarte en Madrid?

Hace un año y medio, dejé la empresa en la que estaba y me tomé un año “de reflexión”, para formarme y reorientar mi carrera. Hasta que decidí que había llegado el momento de dar el salto por mi cuenta. El lugar idóneo para iniciar mi proyecto profesional era Madrid por muchos motivos: geográficamente está muy bien situado y comunicado, hay muchas más oportunidades de negocio, tiene una tradición de diseño y arquitectura mucho más potente que Galicia…

¿Desde el primer momento tuviste claro que querías trabajar en un espacio de coworking?

Tenía en mente dos opciones. Una era habilitar en mi casa un despacho y la otra era buscar un coworking. Lo que nunca se me pasó por la cabeza fue alquilar una oficina, porque suponía un gasto mucho mayor y al final sigues estando solo. Me decanté por el coworking porque compartes experiencias y estás más abierto a otros puntos de vista. De un espacio como Workcase lo que más me interesa son las relaciones humanas, conocer gente y descubrir otros campos.

Y como diseñador de interiores, ¿qué opinión tienes de Workcase como espacio de trabajo?

Me parece que está muy bien pensado. Soy de los que opinan que el diseño tiene que estar al alcance de todo el mundo. No hablo de diseño desde el punto de vista estético sino funcional: que cumpla su misión. Y, en ese sentido, creo que aquí lo hicieron muy bien; es un espacio muy neutro, muy agradable, muy bien distribuido. Además el mobiliario es muy cómodo y adaptado a los distintos ambiente

Estás en pleno arranque de tu proyecto empresarial, ¿qué perspectivas tienes para los próximos meses?

Por mi participación en diversas plataformas de diseño de interiores –a las que acuden los clientes finales cuando están buscando un profesional-, las perspectivas son muy buenas, estoy muy contento. Aparte de los proyectos puntuales para clientes, los diseñadores de interiores nos movemos mucho a través de concursos de diseño, ferias, congresos, etc. Ahora, por ejemplo, acabo de presentar un proyecto para un concurso de diseño promovido por Gandía Blasco, una importante empresa de mobiliario exterior ubicada en Valencia. Sobre todo, estoy enfocado a proyectos de diseño comercial y empresarial.

Dentro del territorio español, ¿qué ciudades son las más importantes para el mundo del diseño?

Tradicionalmente, Barcelona ha sido considerada como la meca del diseño. Pero ahora está un poco de capa caída. Vivió un gran boom con los Juegos Olímpicos a mediados de los 90, pero luego se quedó un poco estancada. En cuanto a interiorismo, sigue siendo uno de los referentes, pero Madrid ha ido ganando posiciones. Valencia no es meca del diseño pero sí referencia en el ámbito del mobiliario tradicional y contemporáneo. En Galicia, hay mucha tradición de mobiliario rústico. Y Bilbao parece que va también ocupando su propio hueco.

La obsesión por los costes que ha traído la crisis habrá llegado también al diseño de interiores. ¿Qué os piden ahora los clientes?

La gente sigue teniendo la idea de que contratar un interiorista es caro. En realidad, lo que el interiorista se lleva de un proyecto es bastante poco. Lo normal es que intentes subir poco a poco los honorarios para que te compensen por tu trabajo. Porque un proyecto no se hace en un día ni en dos, y además puedes tardar meses en cobrar una vez lo hayas finalizado.

Absolutamente todo lo que nos rodea es fruto de una labor de diseño, desde el papel en el que estás escribiendo al puente por el que cruzas. La gente debe comprender que detrás de cada producto que compra hubo un equipo de personas que lo ideó y lo llevó a cabo. Como pienso que el diseño debe ser accesible a todo el mundo, quiero cambiar el cliché de “diseño igual a caro”. El diseño no tiene por qué ser caro. De hecho, puede ser muy barato. La prueba la tenemos en la tendencia hipster o en el diseño alternativo vintage londinense. Es una prueba de que se pueden hacer cosas muy bonitas y funcionales con un bajo coste.

Muchas veces, por no gastarse dinero en contratar a un profesional, se acaban cometiendo errores monumentales que cuestan mucho más dinero a la larga. No puedes tirar un tabique sin más, sin saber si tienes que pedir una licencia, si detrás hay un sistema de cañerías o un elemento estructural del edificio… En un espacio comercial –como una zapatería o un restaurante-, el producto se vende con la atención al cliente, con la calidad, con el precio, etc., pero también se vende con la imagen que das de tu negocio. A veces se cometen errores de diseño muy graves como no tener una identidad corporativa definida o que el local tenga una mala ventilación o distribución, por ejemplo. Todo eso al final va a repercutir en tus ventas. A algunas personas les da miedo gastarse un dinero en contratar a un diseñador de interiores, cuando el riesgo está precisamente en no contar con el asesoramiento de un experto. No se trata de gastar, se trata de invertir en tu negocio.

“Contratar a un diseñador de interiores es invertir en tu negocio, porque también se vende con la imagen”

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Hoy charlamos con una de las últimas incorporaciones a Workcase: Rubén Couso, un diseñador de interiores de Pontevedra que desembarcó hace unos meses en Madrid cargado de proyectos.  Decidido a acabar con la fama del diseño como algo caro al alcance de unos pocos, nuestro coworker interiorista nos recuerda que el diseño está presente en nuestras vidas cada día, detrás de cada objeto, de cada instalación y de cada edificio por el que pasamos.

Antes de nada, explícanos qué diferencia hay entre un decorador y un diseñador de interiores.

Aunque la gente no suela distinguir una figura de otra, la diferencia es bastante grande. La labor del decorador se centra exclusivamente en la decoración (revestimientos, cortinas, mobiliario…), mientras que los diseñadores de interiores somos los que estamos un poco entre medias de un decorador y un arquitecto. Nos dedicamos más a instalaciones, licencias, gestión de proyectos, dirección de obra, diseño, etc. Es un enfoque mucho más completo, sin llegar a la arquitectura superior.

¿Por qué dejaste Galicia y decidiste instalarte en Madrid?

Hace un año y medio, dejé la empresa en la que estaba y me tomé un año “de reflexión”, para formarme y reorientar mi carrera. Hasta que decidí que había llegado el momento de dar el salto por mi cuenta. El lugar idóneo para iniciar mi proyecto profesional era Madrid por muchos motivos: geográficamente está muy bien situado y comunicado, hay muchas más oportunidades de negocio, tiene una tradición de diseño y arquitectura mucho más potente que Galicia…

¿Desde el primer momento tuviste claro que querías trabajar en un espacio de coworking?

Tenía en mente dos opciones. Una era habilitar en mi casa un despacho y la otra era buscar un coworking. Lo que nunca se me pasó por la cabeza fue alquilar una oficina, porque suponía un gasto mucho mayor y al final sigues estando solo. Me decanté por el coworking porque compartes experiencias y estás más abierto a otros puntos de vista. De un espacio como Workcase lo que más me interesa son las relaciones humanas, conocer gente y descubrir otros campos.

Y como diseñador de interiores, ¿qué opinión tienes de Workcase como espacio de trabajo?

Me parece que está muy bien pensado. Soy de los que opinan que el diseño tiene que estar al alcance de todo el mundo. No hablo de diseño desde el punto de vista estético sino funcional: que cumpla su misión. Y, en ese sentido, creo que aquí lo hicieron muy bien; es un espacio muy neutro, muy agradable, muy bien distribuido. Además el mobiliario es muy cómodo y adaptado a los distintos ambiente

Estás en pleno arranque de tu proyecto empresarial, ¿qué perspectivas tienes para los próximos meses?

Por mi participación en diversas plataformas de diseño de interiores –a las que acuden los clientes finales cuando están buscando un profesional-, las perspectivas son muy buenas, estoy muy contento. Aparte de los proyectos puntuales para clientes, los diseñadores de interiores nos movemos mucho a través de concursos de diseño, ferias, congresos, etc. Ahora, por ejemplo, acabo de presentar un proyecto para un concurso de diseño promovido por Gandía Blasco, una importante empresa de mobiliario exterior ubicada en Valencia. Sobre todo, estoy enfocado a proyectos de diseño comercial y empresarial.

Dentro del territorio español, ¿qué ciudades son las más importantes para el mundo del diseño?

Tradicionalmente, Barcelona ha sido considerada como la meca del diseño. Pero ahora está un poco de capa caída. Vivió un gran boom con los Juegos Olímpicos a mediados de los 90, pero luego se quedó un poco estancada. En cuanto a interiorismo, sigue siendo uno de los referentes, pero Madrid ha ido ganando posiciones. Valencia no es meca del diseño pero sí referencia en el ámbito del mobiliario tradicional y contemporáneo. En Galicia, hay mucha tradición de mobiliario rústico. Y Bilbao parece que va también ocupando su propio hueco.

La obsesión por los costes que ha traído la crisis habrá llegado también al diseño de interiores. ¿Qué os piden ahora los clientes?

La gente sigue teniendo la idea de que contratar un interiorista es caro. En realidad, lo que el interiorista se lleva de un proyecto es bastante poco. Lo normal es que intentes subir poco a poco los honorarios para que te compensen por tu trabajo. Porque un proyecto no se hace en un día ni en dos, y además puedes tardar meses en cobrar una vez lo hayas finalizado.

Absolutamente todo lo que nos rodea es fruto de una labor de diseño, desde el papel en el que estás escribiendo al puente por el que cruzas. La gente debe comprender que detrás de cada producto que compra hubo un equipo de personas que lo ideó y lo llevó a cabo. Como pienso que el diseño debe ser accesible a todo el mundo, quiero cambiar el cliché de “diseño igual a caro”. El diseño no tiene por qué ser caro. De hecho, puede ser muy barato. La prueba la tenemos en la tendencia hipster o en el diseño alternativo vintage londinense. Es una prueba de que se pueden hacer cosas muy bonitas y funcionales con un bajo coste.

Muchas veces, por no gastarse dinero en contratar a un profesional, se acaban cometiendo errores monumentales que cuestan mucho más dinero a la larga. No puedes tirar un tabique sin más, sin saber si tienes que pedir una licencia, si detrás hay un sistema de cañerías o un elemento estructural del edificio… En un espacio comercial –como una zapatería o un restaurante-, el producto se vende con la atención al cliente, con la calidad, con el precio, etc., pero también se vende con la imagen que das de tu negocio. A veces se cometen errores de diseño muy graves como no tener una identidad corporativa definida o que el local tenga una mala ventilación o distribución, por ejemplo. Todo eso al final va a repercutir en tus ventas. A algunas personas les da miedo gastarse un dinero en contratar a un diseñador de interiores, cuando el riesgo está precisamente en no contar con el asesoramiento de un experto. No se trata de gastar, se trata de invertir en tu negocio.

Baja laboral del autónomo por incapacidad temporal (IT)

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Como los trabajadores por cuenta ajena, los trabajadores autónomos también pueden solicitar una baja laboral y acceder a la prestación por incapacidad temporal (IT). Eso sí, dado que una gran parte de autónomos cotizan por la base mínima –que actualmente se sitúa en los 875,70 €-, la prestación económica no será muy elevada, pero sí puede ayudar a superar una mala racha en caso de necesidad por enfermedad o tras sufrir un accidente.

La causa que provoca esta incapacidad temporal debe impedir al autónomo desarrollar su actividad con normalidad, además de precisar asistencia sanitaria. La baja se podrá disfrutar por un máximo de 12 meses, prorrogables otros 6. La prestación por IT puede percibirse por accidente de trabajo, quedando excluidos los accidentes sufridos en los desplazamientos y aquellos que se deban a una imprudencia temeraria del trabajador; por enfermedad profesional o por enfermedad común.

Si solicitas la baja por enfermedad común, el primer requisito que debes cumplir es estar al corriente del pago de las cuotas a la Seguridad Social, así como haber cotizado como mínimo 180 días en los últimos cinco años. Algo a tener en cuenta también es que, mientras dure la incapacidad temporal, el autónomo debe seguir cotizando a la Seguridad Social para conservar sus derechos (no se suspende el pago de las cuotas).

Para calcular e importe de la prestación, se tiene en cuenta la base de cotización del autónomo en el mes inmediatamente anterior a la baja: se aplica el 60 % desde el día 4 al 20 de la baja, y el 75 % cuando la baja supera los 21 días. En caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional, el porcentaje sube hasta el 75 %.

Según nos informa la web de la Seguridad Social, para tramitar la incapacidad temporal, el autónomo debe presentar en la entidad con la que tenga concertado el riesgo -el  INSS o la Mutua- la solicitud de pago directo de la prestación, acompañada del parte de baja, documento acreditativo de estar al corriente en el pago de las cuotas y declaración de actividad. El proceso puede realizarse íntegramente por Internet, y el plazo de presentación es de 15 días desde el inicio de la situación de incapacidad temporal.

 

Plan de fomento del trabajo autónomo de la Comunidad de Madrid

Plan de fomento del trabajo autónomo

Desde el pasado 7 de octubre, los autónomos y microempresas de la Comunidad de Madrid pueden solicitar las ayudas que ofrece el nuevo plan de apoyo aprobado por el ejecutivo madrileño. El plazo de admisión de solicitudes se cierra el 15 de noviembre, así que los interesados deben darse prisa para acogerse a este plan.

Después de bucear en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (puedes leer aquí las normas reguladoras del programa de ayudas), te resumimos las medidas más destacadas:

  • Ayuda de 2.500 €, en concepto de gastos de constitución, para los autónomos que creen nuevos negocios. Los candidatos deben darse de alta en el régimen correspondiente de la Seguridad Social y estar al corriente de sus obligaciones tributarias.
  • En el caso de las mujeres, mayores de 45 años y parados de larga duración, la ayuda por apertura de un nuevo negocio se eleva hasta los 2.800 €, y a los 3.080 € en el caso de las víctimas de violencia de género.
  • Subvención a la contratación de trabajadores desempleados (el período mínimo de contratación deberá ser de seis meses), con distintas cuantías: 2.500 € para contratos de duración determinada (3.500 € si se trata de una mujer desempleada, mayor de 45 años o desempleado de larga duración); 4.000 € para contratos indefinidos; 5.000 € para contratos indefinidos de mujeres desempleadas, mayores de 45 años y parados de larga duración; 5.500 €  para contratos indefinidos a mujeres víctimas de violencia de género.
  • Para las trabajadoras autónomas embarazadas o en proceso de adopción o acogimiento, la contratación de un sustituto desde las 16 semanas inmediatamente anteriores a la fecha prevista de nacimiento o adopción y las 16  semanas inmediatamente posteriores estará bonificada con 4.000 €.

Según anunció el presidente de la Comunidad, Ignacio González, este plan beneficiará a unos 25.000 trabajadores por cuenta propia y la Comunidad de Madrid dispone de un presupuesto de 5,2 millones de euros para llevarlo a cabo.