“El coworking es un punto de encuentro de personas, en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y lo virtual”
En septiembre, Workcase cumple su primer añito de vida. Por eso hoy hablamos con su creador y gestor, el madrileño Juanlu Blanco, para que nos cuente por qué se metió en este mundo del coworking (aunque lo lleva casi en secreto, Juanlu es músico) y cómo ha ido evolucionando el proyecto desde que dio sus primeros pasos.
¿Cómo entras en contacto con el mundo del coworking y cómo surge la idea de abrir Workcase?
Realmente, he llegado hasta aquí por la necesidad de crear algo desde cero. Antes de abrir Workcase, estuve cerca de un año involucrado en un proyecto para crear un espacio de trabajo y reunión para músicos. Aquello no cuajó, pero decidí aprovechar toda la energía y el trabajo realizado para poner en marcha otro proyecto con un concepto parecido.
Estamos hablando del año 2012, ¿cuál era el panorama del coworking en Madrid por aquel entonces?
Era un momento de transición, tras unos primeros años en los que tan solo existían unos pocos espacios de coworking y el boom que se produjo en 2013 con la apertura de muchísimos centros. Hoy, en Madrid hay más de 100 espacios de coworking. Es una herramienta no solo destinada a los autónomos o freelances, sino que puede encajar en los modos de trabajo de muchos tipos de profesionales y empresarios. Por eso está creciendo tanto.
No obstante, también hay un componente de moda importante. Mucha gente está utilizando la palabra coworking para cosas que no son coworking. Con la crisis, algunos profesionales independientes, se han encontrado con espacio libre en sus oficinas y han decidido poner una mesa con cuatro sillas y alquilar los puestos. Eso no es coworking. Compartir oficina es algo que se hace desde hace años y es muy válido. Pero el coworking va mucho más allá al crear una comunidad de colaboración y aprendizaje entre profesionales.
Explicado entonces de manera sencilla, ¿qué es para ti el coworking y qué aporta?
El coworking es un punto de encuentro de personas en un espacio compartido de trabajo, cuya ventaja principal es la posibilidad de relacionarte con otras personas. Estas relaciones no nacen de ninguna obligación: no debes nada a nadie y todo se produce de manera natural. Van desde la simple cortesía y el tomarte un café con un compañero a las amistades personales, las colaboraciones profesionales… Relacionarte con otras personas es hoy más importante que nunca, ya que estamos todo el día pegados a aparatos y en un mundo virtual.
Apoyándote en esa filosofía decides entonces abrir Workcase. ¿Qué es lo que distingue a este espacio de coworking frente a otros?
En un principio, me centré especialmente en el espacio físico. Al haber trabajado en otros centros de coworking, tenía clarísimo desde el principio lo que quería. Aunque sea un espacio compartido con otras personas, se necesita una “pequeña isla” para cada coworker. Es decir, que aunque tengamos a un compañero en la mesa de enfrente, dispongamos de la suficiente distancia y comodidad para trabajar. Tuve que recurrir a un interiorista para hacer un espacio a medida (se fue haciendo todo pieza a pieza). No concibo un espacio de coworking donde las sillas no sean cómodas y acabes con dolor de espalda, donde la iluminación no sea la adecuada…
Con el espacio como punto de partida, poco a poco hemos intentado dinamizar la comunidad. He querido hacerlo de una manera muy natural. Una de las labores del coordinador es dar ese pequeño empujoncito para que la gente se vaya conociendo, pero en ningún momento quiero empujar más de la cuenta.
Una comunidad de coworkers suele ser además muy cambiante: unos entran, otros se van… ¿Cómo se gestiona eso?
Efectivamente, constantemente pueden entrar nuevos miembros e irse otros. Y luego está el hecho de cada uno tiene un trabajo muy diferente, con unos horarios, unas rutinas… Los espacios de coworking tienen unos horarios muy amplios porque los coworkers tienen jornadas de trabajo muy particulares. A lo mejor van al espacio un rato por la mañana, otro rato a mediodía a una reunión y otro por la tarde para revisar el correo. Al día siguiente, puede que no vayan en todo el día, y luego durante una semana trabajan en jornada intensiva por las mañanas. Cada coworker y cada perfil es un mundo.
Mi objetivo y casi mi obsesión es personalizar el servicio a los coworkers. Creo que es fundamental. La base de Workcase no es poner unas paredes bonitas, sino hacer un espacio muy funcional y muy versátil, de manera que se pueda adaptar luego a los diferentes perfiles. Ahora lo estamos viendo: somos 21 personas y cada una utiliza el espacio de forma diferente. Ese es otro de los rasgos de Workcase, la variedad de perfiles profesionales que trabajan aquí.
A punto de cumplir su primer año de vida, ¿qué planes de futuro tiene Workcase?
Vamos a hacer un año en septiembre, estamos prácticamente recién nacidos. Por eso, la idea fundamental es seguir creciendo. Y cuando hablo de crecer no hablo de números ni de temas económicos. Hablo de crecer como marca, como comunidad.
Estamos en una ocupación bastante alta, casi completos, y ahora viene la segunda parte: desarrollar proyectos conjuntos con la gente que está trabajando aquí.
Por último, parece que el concepto de coworking se está asentando y tiene un futuro prometedor, ¿qué situación actual percibes tú?
Aunque ya no es un fenómeno completamente desconocido, todavía hay mucha gente que no sabe nada sobre el coworking y, lo que es peor, hay mucha gente que entiende por coworking algo que no es. Los gestores y responsables de los espacios de coworking tenemos la obligación de explicar de una manera clara y sencilla, el concepto coworking.
La gran ventaja del gran número de espacios de coworking que hay ahora mismo en Madrid es la diversidad que ofrecen. Existen espacios pequeños, con comunidades de 8 o 10 personas en pequeñas oficinas compartidas; medianos, de entre 10 y 30 personas, grupo en el que se sitúa Workcase; y grandes, de 30 personas en adelante.
Dentro de los espacios, también hay diferentes estilos, e incluso existen centros dedicados a una actividad en concreto, como el diseño, la tecnología, el arte… Cada persona puede encontrar algo muy a medida de sus gustos y necesidades.
Otro aspecto secundario pero también muy importante es que este gran número de espacios de coworking hace que, con toda probabilidad, tengas uno a menos de media hora de tu casa.
En cuanto a cómo va a evolucionar el coworking, creo que se seguirá reinventando. Estamos hablando de un servicio que responde a una nueva filosofía de trabajo.